Una persona que vive en una gran ciudad como Madrid, y acude a un detective privado, ya sea por una causa profesional o por un motivo personal, sin duda lo ha reflexionado en profundidad, y ello debido a que hay que exponer los pormenores del caso para que los detectives privados puedan abordarlo y finalmente resolverlo.
Los casos son muy variados y pueden ir desde situaciones íntimas y complejas como la infidelidad o la disputa legal por la custodia de los hijos, hasta casos de fraude empresarial o robo de información secreta dentro de una empresa. Es por ello que el plantear la situación abiertamente ante los investigadores, puede generar un conflicto interior porque se tema que los secretos que se expongan ante un investigador privado generen aún más problemas de los que existían en un principio. Sin embargo, la propia reglamentación que existe y que ampara y certifica el trabajo de los detectives privados en España, así como la propia reputación de cada agencia de detectives, son dos elementos fundamentales para garantizar la confiabilidad del trabajo de un investigador privado, y todo ello gira en torno a un solo término: confidencialidad.
Concepto de confidencialidad
La profesión del detective privado no es la única en la que el carácter de secreto de la información es un elemento sin equa non para que el trabajo se desarrolle de forma adecuada y tanto el profesional como los clientes acaben satisfechos de la relación comercial y profesional. Es así que la confidencialidad se define de forma estándar y en algunos casos, legal, de manera que su concepción pueda aplicarse de manera homogénea en todas las profesiones en que la información deba mantenerse en privado. La noción básica de confidencialidad se entiende como la serie de reglas o el compromiso que limita el acceso a la difusión de cierta información. Como podemos ver, este concepto tiene varias aristas que es interesante desglosar. En primer término, tenemos la noción de información. ¿Qué entendemos por información? Es todo aquello que puede ser transmitido o comunicado a una tercera persona. Puede ser desde un expediente médico, una imagen, una fotografia, un archivo informático o una simple conversación. Quiere decir que no nos estamos limitando a pensar en información como un documento escrito o algo que pueda transmitirse por escrito, sino que puede ser cualquier tipo de elemento capaz de ser comunicado.
De ahí podemos avanzar a interpretar otra noción incluida en el concepto de confidencialidad: compromiso. Comprometerse es una palabra compleja que implica que al menos dos personas prometen lo mismo al mismo tiempo. Habla de una labor conjunta, un trabajo de equipo, en este caso, para mantener cierta información a salvo de ser difundida. Este elemento de la noción de confidencialidad se aplica a la labor de un detective privado, ya que no sólo el detective asume la postura de no comunicar a nadie la información que el cliente le proporcione y la que consiga mediante su propio trabajo, sino que el propio cliente adquiere a su vez el compromiso de no interferir en el trabajo del detective y de no divulgar el hecho de haberlo contratado, para de esta forma garantizar que el trabajo del investigador se mantenga en secreto.
Ámbito de alcance de la confidencialidad
Sólo hay que reflexionar unos pocos segundos para pensar en otras profesiones en las que la confidencialidad afecta en igual medida que a un detective privado. Para empezar, la de los médicos. No hay profesión cuyo vínculo con la confidencialidad esté más regulado legalmente que la de los médicos: el expediente clínico de un paciente es algo que debe gozar del máximo secreto. La forma en que el ámbito de la medicina aplica el concepto de confidencialidad nos resulta muy útil para comprender cómo un detective privado debe mantener en la esfera de la máxima privacidad toda aquella información que corresponda al caso que está investigando. Esto va más allá de la practicidad y la efectividad en el trabajo y tiene que ver con la moral y la ética. La importancia de la confidencialidad radica en el hecho de que permite construir un ambiente de confianza en que el paciente, en el caso de los médicos y cliente, en el caso de los detectives privados, no tendrá reparo en contarle todos los detalles al profesional que lo atiende, logrando así que desde un principio se establezca una base de respeto mutuo y tranquilidad que incidirá positivamente en la resolución de la problemática que hizo que la persona acudiera a estos profesionales en particular.
Se dice que es un asunto que abarca a la moral y la ética debido a que por principios y educación, un secreto no es revelado, ni siquiera en el ámbito privado. Es decir, entre dos amigos entre los cuales no media ningún contrato profesional, si uno de ellos le confía un secreto o cierta información sensible y personal al otro, por principio moral, el segundo amigo no debería comunicarle estas revelaciones a nadie más. Si un actor social tiene la confianza en otro de depositar información delicada a su resguardo, ésta permanece así, en secreto. Si además de la cuestión ética y personal, entre ambos actores sociales, media un contrato profesional, como sucede entre un paciente y un médico, o un cliente y un abogado o un detective privado, está en juego más que la ética profesional más que la personal. Como podemos ver, la confidencialidad tiene implicaciones profundas, morales e incluso filosóficas que trascienden el ámbito de la investigación privada, pero que están íntimamente relacionadas con la misma.
Legalidad y secreto
Tal y como la definimos anteriormente, la confidencialidad es un compromiso de ambas partes. La verdad y la confianza inicial engendran confianza y más credibilidad, lo que se traduce en una relación transparente que lleva a obtener resultados más certeros y con mayor celeridad. Cabe recordar que un detective privado en Madrid no forma parte de las fuerzas del orden, pero actúa siempre bajo un marco de legalidad que es la herramienta más importante que le permite garantizar a sus clientes una absoluta confiabilidad, credibilidad y el resguardo de sus secretos personales y profesionales.
El otro elemento que da confianza a los clientes: la actuación adscrita a la legislación vigente
Evidentemente, una profesión y un trabajo tan delicado como el de un detective privado, debe enmarcarse en el respeto más absoluto de la legislación vigente para poder ofrecer a sus clientes una garantía absoluta de confiabilidad, discreción y confidencialidad. Es decir, un detective privado en Madrid no deberá incurrir en acciones de dudosa legalidad para completar un dossier. Deberá respetar la privacidad de terceros y obtener en todo momento su información de una forma cien por cien legítima. Ello no sólo le dará confianza al cliente al respecto de su certeza y veracidad, sino que es una garantía más de que ese detective no divulgará ningún tipo de información sensible pues ha mantenido su actuación en todo momento dentro de un marco de estricta legalidad y apego a la normativa vigente de su profesión y cualquier ley que aplique.
Ejemplos, trabajo cotidiano y garantías particulares
Pongamos ejemplos prácticos. ¿Qué tipo de información es la que los detectives privados adquieren el compromiso de mantener en secreto y confidencialidad?
- Toda la información referente a sus parejas. Cuando una persona se acerca a contratar un detective privado porque sospecha que su pareja puede estar siéndole infiel, confía a los detectives privados detalles de su vida íntima. Todos estos pequeños elementos de información que pueden abarcar cosas íntimas o hábitos cotidianos, quedan firmemente sellados bajo un acuerdo de confidencialidad cuando el cliente contrata los servicios de un detective privado.
- Detalles profesionales de una empresa. Por otro lado, cuando es un ejecutivo de una empresa el que se acerca a un detective privado, el carácter de la información no es tan íntima, pero es igualmente delicada. Puede tratarse de secretos tales como fórmulas químicas, números de cuenta bancarios, bases de datos de empleados, etcétera. Se trata sin duda de información muy sensible que además de tratarse con la máxima confidencialidad, debe resguardarse con mucho cuidado.
- Litigios por la custodia de los hijos. Otro caso en que la confidencialidad es uno de los pilares del trabajo de un detective privado es cuando una pareja se disputa la custodia legal de los hijos. Es un momento delicado en que ambos buscarán encontrar algo que les permita permanecer al lado de sus hijos, y para ello, expondrán detalles de su relación, e incluso pequeños elementos cotidianos de la vida de sus hijos que deberán, sin duda, mantenerse en el máximo secreto mientras dure la investigación y aún cuando ésta concluya.
Como podemos ver, en cada caso concreto el investigador privado deberá ofrecer garantías particulares para asegurar al cliente que todos los datos que le ha dado quedarán en las mejores manos posibles. En su trabajo cotidiano es probable que el detective privado se encuentre ya sea con gente curiosa o con personas interesadas en el caso que está investigando. El detective deberá, en ese caso, actuar con extrema prudencia y discreción para evitar que la mirada de terceros interfiera en su trabajo y haya riesgos de filtrado de información.
Todos estos ejemplos lo que hacen es fortalecer la idea de que un investigador privado tiene el deber de mantener tanto la información proporcionada por el cliente como aquella que él ha recabado en su investigación en estricta confidencialidad. De hecho, esa es una gran fuente de digamos “frustración”, porque debido a este voto de privacidad, un detective privado no puede ostentar sus triunfos profesionales como cualquier otro profesional, a pesar de haber conseguido resolver casos muy complejos, el único que se enterará del buen trabajo realizado, será el cliente.