Como detectives privados en Madrid, aquí en la agencia Monopol nos hemos enfrentado en muchas ocasiones al desconocimiento que el público en general tiene sobre el trabajo que auténticamente realizamos los investigadores privados. Hay personas que creen que un investigador privado puede actuar de forma impune y grisácea para obtener la información que se nos solicita conseguir, y debemos aclarar que no hay nada más alejado de la verdad. Un detective privado por definición, debe apegarse a un comportamiento ético y legal no sólo para funcionar dentro de un marco legítimo, si no para dar una validez y veracidad auténtica a los resultados que se entregan a cada uno de los clientes.
De hecho, como el binomio ética y legalidad forma parte de la cotidianidad del trabajo diario de un investigador privado, resulta interesante profundizar en el impacto que pueden tener en la visión que la sociedad tiene de este gremio y en cómo, quienes se dedican a este trabajo, realizan su labor en el día a día.
Lo que los clientes pueden esperar de los detectives privados en Madrid
Las personas, ya sea en su carácter de particulares o empresarios, en el momento en que deciden acudir a un investigador privado, suelen tener ya una idea muy clara de lo que van a solicitar. En general, son cosas muy puntuales y sencillas que los propios investigadores ya están acostumbrados a escuchar: búsqueda de antecedentes, protección de datos, vigilancia de una persona, etcétera. Sin embargo, hay casos en que las personas esperan que el detective privado vaya más allá, pisando un terreno peligrosamente gris: haciendo cosas que no son per se ilegales, pero que sin duda se encuentran en un área cercana a la infracción de las leyes.
Afortunadamente, el trabajo silencioso, discreto y efectivo de agencias como Monopol, que tienen ya décadas de experiencia en territorio español permiten que este tipo de visión deformada no sea la dominante, aunque sí que existe una falsa visión del detective privado en Madrid como un espía a la española.
La importancia de tener una ética en lo cotidiano
Existen muchas leyes y códigos que aunque no se avoquen directamente al trabajo de un detective privado, inciden en su quehacer cotidiano. Por ejemplo, en lo que respecta a la privacidad de las personas, a la difusión de información sobre las mismas o a la obtención de datos bancarios o médicos de personas. Existen prohibiciones concretas, pero también existen amplios espacios que podríamos denominar “grises”. Por ejemplo, si un detective privado subcontrata a una persona para hacer algo que no está prohibido, pero que no está completamente permitido… ¿está incumpliendo la ley? Quizás no, pero sí está actuando de una forma poco ética.
En lo que respecta a la ética, seguir la ley es un buen punto para empezar. Hay conductas que son poco éticas y hay leyes que las prohíben. Pero comportarse dentro de un marco ético no es tan fácil como simplemente seguir la ley. Un ejemplo muy sencillo es el hecho de mentir. Todos sabemos que mentir está “mal”, pero no es ilegal más que en ciertas circunstancias muy concretas, como por ejemplo, al fingir como testigo en un juicio. El adulterio o infidelidad, una de las razones que más motivan a las personas a buscar un detective privado en Madrid, es causa para terminar un matrimonio de forma legal, pero no es un delito. Ser infiel no es directamente ilegal. Estos ejemplos, por simples que parezcan, nos indican algo muy claro: que para comportarnos de forma ética, no basta con seguir los lineamientos legales.
La gran pregunta entonces es, ¿cuál es la razón para tener una conducta ética que respete principios que ni siquiera están plasmados en la ley? Y para ello no hay una, si no muchas razones.
Entre las más importantes está el hecho de que una conducta poco ética puede seriamente dañar a la empresa. Un prestigio como el que hemos construido en Monopol, se fabrica diariamente con un comportamiento ético. Es una reputación honorable para una profesión poco conocida a profundidad. Un cliente sorprendido por un comportamiento ético es la mejor recomendación posible para un negocio como el de los detectives privados.
Otra respuesta es que el comportamiento poco ético aísla a un detective privado o a su agencia. En todas las agencias que se dedican a este complejo negocio, hay casos complejos, grisáceos moralmente que llegarán a tocar la puerta.
En último término podemos decir que el comportamiento éticamente correcto es lo que te hace sentir bien. Para un investigador privado es tan importante como el trabajo cumplido. Está inmersa en la confidencialidad y confiabilidad que un cliente deposita al confiar un caso delicado en sus manos. Es lo que está bien, y actuar de acuerdo a parámetros éticos, siempre da los mejores resultados.
Procesos de toma de decisiones
Para un detective privado, en la cotidianidad de su trabajo y no solamente en el momento de aceptar o declinar un caso, existen muchos momentos en que debe enfrentarse a complejas tomas de decisiones. Es para ello que debe estar preparado y podríamos decir incluso “entrenado” para tomarlas de forma ética.
Habrá situaciones en que las decisiones a tomar serán inmediatas y será una cuestión incluso de rapidez. Ello quiere decir que se carecerá del tiempo para considerar todas las aristas del problema. Es por ello que para un detective privado es fundamental estar preparado en diversos niveles para poder tomar decisiones rápidas apegándose a un código ético y moral.
Desde la formación académica y sobre todo en la preparación dentro de cada empresa, se debe enfatizar la educación ética como piedra angular del desarrollo laboral de un detective privado. Resulta interesante enfatizar que por definición el proceso de toma de decisiones es complejo e implica una preparación que se valora en muy diversas profesiones, para no ir más lejos, los ejecutivos empresariales deben tener muy presente las fases de la toma de decisiones.
Aquí lo que se pretende es además, marcar la pauta moral en este proceso, de forma que aún al tomar decisiones en el momento y lugar más inesperados e inoportunos, el detective privado esté preparado para afrontar el proceso con entereza ética a toda prueba.
En la sociedad contemporánea, en que la inmediatez en el flujo de la información, la rapidez con que un simple chisme puede darse por hecho y a la vez, quedar en el olvido al minuto siguiente, pareciera que el comportamiento ético va quedando relegado a un segundo plano. En realidad, esta situación es sólo aparente. No sólo en nuestra profesión como detectives privados, si no en la vida cotidiana, el comportamiento de acuerdo a pautas morales es cada vez más no sólo un buen hábito, si no la única forma de enfrentar adecuadamente la vorágine de cambios profesionales y personales que el mundo nos ofrece como desafío de forma cotidiana.
Para un investigador privado el tener una buena brújula moral es también sinónimo de reputación, confiabilidad y recomendación de boca a boca. En una ciudad como Madrid, cosmopolita, diversa y llena de rincones, situaciones y personas con muy diferentes recorridos de vida, intenciones y parámetros morales, un detective privado no puede caer en la “tentación” de no respetar sus códigos de ética y decencia laboral. Aquí en Detectives Monopol es lo que nos permite, después de más de cinco décadas de trabajo consolidado, el ofrecer un servicio honesto, confiable y de alto nivel.